Este proyecto comienza con la necesidad de la clienta de colocar un elemento separador entre la recepción y la sala de espera. Tras una primera reunión, el separador se fue transformando en todo un proyecto de interiorismo para hacer de la clínica, referente en Gandia durante muchos años, en un lugar más cálido y más cercano, de cara a la clientela, aprovechando así el restyling de marca que la propietaria había solicitado.

Para ello, teniendo en cuenta el tiempo del que disponíamos, y para evitar embarcarnos en una obra mayor, decidimos forrar los cristales separadores de las salas con madera de roble, aprovechando en algunos de ellos, crear hornacinas para mostrar producto exclusivo de venta en la clínica.

Un tono gris piedra y un rosa antiguo recorren todas las estancias convirtiéndose así en el diálogo común entre techos y paredes a través de la pintura, los papeles pintados y las cortinas que crean espacios relajantes y sofisticados, perfectos para disfrutar de cualquiera de los tratamientos que nos ofrece Sara Molina.

Y como no podía ser de otra manera, los detalles han sido, de nuevo, objetivo importante en este diseño de interior. Desde los acabados, pasando por la elección de los materiales y de los colores, hasta las obras de arte que cuelgan de sus paredes. Todo se ha elegido con la idea de conseguir un espacio actual, acogedor y elegante, a la altura de las expectativas de nuestra clienta.